viernes, 5 de julio de 2013

Crash.


Has desaparecido de mi vida, cómo un mago, haciendo trucos de magia, sin enterarme.
Te he perdido, para siempre, como tantas cosas de mi vida.
Y me pregunto si es por eso que me siento tan vacía.
No elegimos, simplemente sentimos, y con suerte, nos engañamos durante meses,
Pero un día cualquiera,
A una hora cualquiera,
De un verano cualquiera,
CRASH.

Se rompe. Se rompe todo.
Nuestra burbuja que tan cómodamente nos aislaba de la realidad.
Y me pregunto si tendrá que ver con las canciones feas, con las conversaciones superfluas por culpa de unas tontas cervezas, con las confesiones telefónicas amorosas mezcladas con las copas del chico de la camisa azul que aún no sabe que volverá solo a casa.
Y me pregunto, o más bien me atemoriza la idea de que vuelva a pasar,
De que esto sea solo el principio de los desencantos, la base de la pirámide de los próximos insomnios mi vida, me pregunto si se me ocurrirá otra cosa cuando sople las velas de cumpleaños.
No quiero acabar como Marilyn.
Quiero aprender a tolerar los números pares, los gintonics, los amaneceres, la tierra mojada.
Y se rompe, y no hay pegamento, ni producto milagroso de la teletienda que arregle esto.
Puedo resultar loca, o -senti-mentalmente inestable, pero lo cierto es que una acaba sintiéndose cómoda en el caos. 
El poder de sobreponerse esta demasiado sobrevalorado, la moda es acostumbrarse a el poder de adaptación. Aunque en mi caso las condiciones de esta tormenta son desfavorables y perjudiciales.
No guarde un as en la manga, y no se nada de póker.

Pierdo el tiempo pensando que saldré entera de esta.






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