Has desaparecido de mi vida, cómo un mago, haciendo trucos de
magia, sin enterarme.
Te he perdido, para siempre, como tantas
cosas de mi vida.
Y me pregunto si es por eso que me siento
tan vacía.
No elegimos, simplemente sentimos, y con suerte,
nos engañamos durante meses,
Pero un día cualquiera,
A una hora cualquiera,
De un verano cualquiera,
CRASH.
Se rompe. Se rompe todo.
Nuestra burbuja que tan cómodamente nos
aislaba de la realidad.
Y me pregunto si tendrá que ver con las
canciones feas, con las conversaciones superfluas por culpa de unas tontas
cervezas, con las confesiones telefónicas amorosas mezcladas con las copas del
chico de la camisa azul que aún no sabe que volverá solo a casa.
Y me pregunto, o más bien me atemoriza la
idea de que vuelva a pasar,
De que esto sea solo el principio de los
desencantos, la base de la pirámide de los próximos insomnios mi
vida, me pregunto si se me ocurrirá otra cosa cuando sople las velas de
cumpleaños.
No quiero acabar como Marilyn.
Quiero aprender a tolerar los números
pares, los gintonics, los amaneceres, la tierra mojada.
Y se rompe, y no hay pegamento, ni
producto milagroso de la teletienda que arregle esto.
Puedo resultar loca, o -senti-mentalmente
inestable, pero lo cierto es que una acaba sintiéndose cómoda en el caos.
El poder de sobreponerse esta demasiado
sobrevalorado, la moda es acostumbrarse a el poder de adaptación. Aunque en mi
caso las condiciones de esta tormenta son desfavorables y perjudiciales.
No guarde un as en la manga, y no se nada
de póker.
Pierdo el tiempo pensando que saldré
entera de esta.
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