Llegados a este punto, solo pediré una cosa, fuego.
Quiero fuego,
Que arda,
Que desaparezca.
Que no duela más, que no escueza, que no
sangre...
Que se instale la soledad ya latente en mí,
ya perceptible en el aire, y en los suspiros de las madres.
Que se quede conmigo, que vamos a ser
tristes, pero esta vez queriendo.
Cuando todo se queme, cuando todo se
desintegre y queden las cenizas y los recuerdos manipulados de mi mente, cuando
todo eso pase, que nadie que no sea yo se atreva a decirme -"Ya te lo
dije".