Que te echo de
menos hijo de puta.
Que he pensado que
si me tiene que joder alguien la vida, quiero que seas tú. Que ya sé que no te
lo mereces, lo de joderme digo y esta sutil declaración de amor.
Ni tampoco te
mereces mi mala ostia, mis raras costumbres, mi impuntualidad, mis buenos días,
mis mejores polvos, y por supuesto mis buenas noches. Dime que me odias,
otra vez, y otra, que no me entero. Dímelo y rómpeme, sin miedo. Es la única
manera.
Que ya lo se, que
soy tonta, que si, que otra vez. Vete. Pero si te vas, jódeme, sigue, que
sin ti el dolor no tiene sentido. Trabaja, elabora un plan detallado y
elaborado para romperme. No dejes que otro cabrón lo haga por ti. No dejes que
conozca mis debilidades, y mi talón de Aquiles. Porque deberías saber que las
debilidades se conocen entre si y que tu eres una de ellas.
Jódeme, Mátame, a besos, a disparos,
asfíxiame, pero no te vayas nunca,
Que no quiero que
marques territorio, que lo único que quiero es que tu territorio empiece desde
mi cabeza hasta mis pies.
Dicen que no hay
mal que dure cien años, ni cuerpo que lo aguante. Pero nosotros
aguantamos.
Que este mal si
dure cien años, que seas tu la enfermedad y la medicina a la vez.
(Amor fatal, de fatalidad.
Finales sin fin, los "continuara" siempre continúan. Ya sabia que éramos
líneas paralelas incluso en la batalla diaria cabeza vs corazón)
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