sábado, 29 de diciembre de 2012

El día que nos quedamos a vivir en objetos perdidos.

Que te quedes. 
No hay mucho espacio, yo tengo mi vida pero puedo hacerte un hueco.
No sé porque pero creo que deberías quedarte aquí, a mi lado.
Lo de que si me necesitas llama, habla, grita o vente a mi portal ya no vale. Y sé que en parte es mi culpa, por encariñarme tan rápido y dejar que supieses lo de mis cosquillas y lo de mi rodilla izquierda. 
Que esto no se arregla con cervezas y aliñando corazones a las 5 de la madrugada. Como tampoco se arregla lamentándose los domingos, ni los días impares. 
Creo que cuando me conociste desde un principio sabias que me gustaba enredarme, que me gustaba desaparecer huir y hacer acrobacias con el tiempo. 
Lo de los número impares y eso de mis chistes malos mezclados con la embriaguez de un sábado por la noche. Lo de dame un beso que no tengo una escalera a mano. También para bajarte la luna y hacer que fliparas en colores sin psicotrópicos.
Yo buscaba que me arreglases, y tú buscabas un vicio. Quizá no buscábamos las mismas cosas. Pero como decía Cortázar "Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos." Y nosotros nos encontramos quieras o no por casualidad, o por destino, que aunque me cuesta creer en esto último no creo que fuese por casualidad que te colases en mi vida. Y ya no quiero que te vayas. Que vengas, que yo te abrazo y te juro que si me dejas rompo esa coraza y te preparas para el deshielo, que ya sé que es invierno pero quizá esto sea lo más personal y lo más romántico que he escrito en mi vida pero... que te quedes.

1 comentario:

  1. Me encantan las cosas que escribes señorita. Eres fantástica como escritora, como persona etc. Sigue así completarás muchos caminos que aún están incompletos y veré tu satisfacción en hechos y sonrisas. Mil besos de una personita que te quiere muchísimo.

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